Todo tiene un límite y el límite humano, ya lo hemos pasado. Lo pasamos cuando dejamos de ser personas para ser unidades de producción, cuando antepusimos la comodidad y la conveniencia a la libertad. El hombre dice ser libre aunque realmente es un esclavo materialista, determinado por sus deseos primitivos que tienen poco de racional. Debemos dar una visión más humana a todo para conseguir que la sociedad alcance su objetivo principal: el bienestar ciudadano. Este bienestar implica libertad, convivencia y solidaridad.
Desde esta tribuna libre, defenderemos la postura que mantienen instituciones como la Iglesia Católica, en contra de prácticas inhumanas e inmorales como el aborto o la eutanasia y en defensa de valores afines a la unión ciudadana como motor del progreso. Estas posturas están ahora en la diana de la opinión pública que suele mostrar una actitud hostil, anticlerical y contraria a todo lo que suponga la concordia y la reconciliación de España. Ante esta realidad, nos pondremos en el centro de esa diana para argumentar a favor de lo que creemos y resistir ante la oleada de ideas contrarias a la moral cristiana y la tradición. Somos conscientes de que es más fácil nadar siguiendo la corriente mayoritaria, pero cuando de verdad se cree en algo es necesario luchar y tomar partido hasta mancharse.
Felipe XX
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